
El sicario, corpulento y tocado con una gorra, entra caminando en el café Vergini. En cuestión de segundos, sale empuñando una pistola y dispara a quemarropa contra el hombre que fuma en la puerta del local.
Dispara cuatro veces: en el brazo, en la cabeza, finalmente, un tiro de gracia en la nuca. Al completar su acción, el asesino hace la señal de los cuernos al cuerpo exánime. Después se marcha andando tranquilamente, sin prisa.
La señora que aparece en la imagen, que juega al 'Rasca y gana', se marcha también. Ni siquiera mira hacia atrás al oír los disparos.
Bacioterracino, de 53 años, era un camorrista especialista en asaltos a bancos. La policía no tiene datos sobre el asesino y después de meses de investigación ha decidido difundir el vídeo para pedir su colaboración a los ciudadanos.
Las imágenes fueron registradas por dos cámaras de seguridad. Las webs y las televisiones italianas las están emitiendo desde el mediodía, y las reacciones son de creciente estupor e indignación. Muchos lectores critican la "banalización de la muerte" que supone la emisión del vídeo. Y políticos como Walter Veltroni han recordado que Italia vive una "escalofriante emergencia".
"No ha sido una decisión tomada a la ligera", ha explicado el fiscal adjunto de Nápoles, Alessando Pennasilico, a la agencia Econews. "Nos hemos preguntado si era oportuno o no publicar la filmación. Tras la investigación, teníamos necesidad de pedir ayuda a la ciudadanía. Había mucha gente presente en el homicidio, esperamos que alguno pueda ayudar".
Roberto Saviano, el autor de Gomorra, ha comentado en La Repubblica.it que es la primera vez que la fiscalía difunde un vídeo de un asesinato de la Camorra, y ha subrayado que las imágenes reflejan la "absoluta y trágica serenidad" tanto del asesino como de los ciudadanos que asisten a la muerte en Nápoles, "un lugar donde la vida no vale nada".
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