
Se trata de un planeta rocoso llamado "55 Cancri e", que describe una órbita de 18 horas alrededor de su estrella, de la que se encuentra a una distancia 26 veces menor de que la que separa a Mercurio del Sol. Los astrónomos ya sabían que este mundo no era habitable, pero el logro del Spitzer representa un hito histórico en la búsqueda de vida en otros planetas de la galaxia.
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