El escritor y astrónomo Carl Sagan había pedido a la NASA que se hiciera esa foto ya en 1980. Defendía que sería una imagen que, si bien no valdría para obtener datos científicos de especial relevancia, sí nos situaría en el Universo como la minúscula parte que somos de él. Su deseo tardó casi una década en hacerse realidad.
La Voyager realizó varias tomas y sólo en tres de ellas, con filtros de colores azul, verde y violeta, es visible la Tierra. Combinadas crean la imagen del punto azul pálido tal y como lo conocemos. Cuatro años después, el propio Sagan publicaría un libro inspirado en esta imagen en el que pondría de manifiesto que todo cuanto ha vivido el ser humano es insignificante en el inmenso tamaño del Universo.
¿Y la Voyager 1? Lanzada en el año 1977, a día de hoy ya no puede mandar fotografías, pero sigue su viaje por el espacio interestelar hacia el interior de la Vía Láctea.
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