Sorpresivamente, un mes después, el joven productor volvió a encontrarse con el estremecedor hallazgo de una vaquillona que yacía en el suelo y a la que le habían cortado parte de la quijada, la lengua y una oreja. Al animal también le faltaba el aparato reproductor y uno de sus ojos. Llamativamente, Hecker vio ciertas diferencias con lo ocurrido anteriormente.
En esta oportunidad pudo observar que las heridas no estaban cauterizadas en forma perfecta. Había ciertos rastros de sangre sobre la quijada, los ojos y en las ubres que también habían sido cortadas. El aparato reproductor, que también fue atacado, presentaba, al igual que las otras heridas, restos de sangre.
Pero no sólo eso llamó la atención del joven, ya que pudo divisar que el resto de los animales merodeaban a la vaquillona muerta, cosa que no ocurre en los otros hechos, cuando el resto de la tropa se mantiene alejada. También pudo ver que las moscas sobrevolaban al animal sin vida.
Estas características podrían derribar las teorías de los extraterrestres y fortalecer la del “murciélago” y las muertes por rabia persistente, postulada por el Senasa para casos similares en el Valle de Punilla meses atras. Salvando las distancias, el hecho sigue siendo alarmante y aún no tiene explicaciones.
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